jueves, 30 de septiembre de 2010

LA DEPRESION INFANTIL

El artículo titulado “La depresión infantil”  escrito por la psicóloga: Jimena Avila Rodriguez, menciona que      Durante un largo período de tiempo la comunidad científica, por estrictas razones teóricas, sostenía que la Depresión Infantil no existía (coincidiendo con la poca importancia que se le daba a la salud mental de los niños),. Sin embargo, en el mundo real existían niños deprimidos y algunos clínicos empezaron a revelarse contra la ortodoxia que vetaba la posibilidad de su existencia. Esto empezó a ocurrir hacia los años 40 en distintos campos de la psicología aplicada, y comenzaron a aparecer estudios relacionados con la depresión infantil, bajo los nombres de Akerson (1942); Spitz (1945); Bowlby (1951), entre otros, por otro lado describe la definición del  término depresión infantil, la sintomatología y su clasificación, Etiología de la Depresión Infantil, los Factores Biogenéticos Psicosociales y la Evaluación y Tratamiento, se refiere que la depresión infantil (DI) es un desorden caracterizado por una alteración en el estado de ánimo, acompañada de cambios en el comportamiento a nivel escolar, familiar y social. El estado depresivo persiste e interfiere con las capacidades y acciones de la persona, esta alteración se presenta de diversas formas con grados y duración variable. Estos grados son: leve, moderado y severo. Los síntomas varían según la etapa de desarrollo en la que se encuentra el menor. La DI ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los genéticos y psicosociales. La evaluación de la DI se realiza con una entrevista a los padres, para posteriormente intervenir de manera grupal y/o individual, completándola con la aplicación de pruebas necesarias. El tratamiento es individualizado y se adapta a cada paso en particular y a la fase de desarrollo del niño. Las técnicas que se emplean son: terapia psicológica, tratamiento farmacológico y el tratamiento combinado.

En la vida, todos alguna vez nos sentimos tristes o melancólicos, es decir deprimidos por alguna situación que va mas allá de lo que nosotros como individuos podemos manejar, lloramos, estamos ansiosos, preocupados, sentimos culpa, etc.
Durante años, en psicología y psiquiatría, se pensó’ que los niños no podían presentar el mismo tipo de sintomatología depresiva que los adultos, por lo que no se podía hablar de depresión infantil como trastorno definido, de hecho se creía que los niños no podían deprimirse, ya que el desarrollo cognitivo infantil no parecía lo suficientemente avanzado como para hablar del trastorno. Los rasgos depresivos que presentaban los niños se consideraban como parte del desarrollo o como simples estados de ánimo que pasarían sin ningún problema ni trascendencia.
Fue en 1971 cuando se celebró el IV Congreso de Unión de Paido psiquiatras Europeos, donde se trabajaron ideas acerca del trastorno de depresión infantil y Adolescente, y se validaron los criterios diagnósticos.

La prevalencia de depresión infantil se ha subestimado por muchos años, ya que Varía enormemente de acuerdo a la población que se estudia. Existe menos incidencia en infantes de la población general en relación con poblaciones de alto riesgo como son, los descendientes de padres depresivos, y mayor aún es la incidencia entre aquellos niños provenientes de poblaciones psiquiátricas.
Cabe destacar que en el articulo menciona los síntomas y su clasificación desde  el Manual de Diagnostico y Estadístico de Trastornos Mentales 4ª Edición (DSM-IV) en el cual incluye los trastornos del estado de ánimo en niños bajo los criterios diagnósticos para adultos, especifica la psicóloga Jimena en su artículo, que  la diferencia radica en que estos últimos manifiestan más comúnmente quejas somáticas, rechazo social, pérdida de interés y de la capacidad de experimentar placer, cambios en los patrones de alimentación, sueño y peso corporal, actividad, concentración, nivel de energía, autoestima, motivación y menos frecuentemente, enlentecimiento psicomotor e hipersomnia, en comparación con adolescentes y adultos, destaca que en la práctica actual según el DSM-IV, se considera que para que un niño sea diagnosticado con un Trastorno Depresivo Mayor, debe tener al menos 5 de los siguientes 9 síntomas, con una duración de 2 semanas:
1) Estado de ánimo deprimido.
2) Pérdida de interés o capacidad para el placer.
3) Perdida o aumento significativo de peso.
4) Insomnio o hipersomnia casi diario.
5) Agitación o enlentecimiento psicomotor.
6) Fatiga o pérdida de energía.
7) Sentimientos excesivos de inutilidad o culpa.
8) Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.
9) Ideas recurrentes de muerte.
 De igual manera es importante mencionar que en el artículo se habla de la Etiología de la Depresión Infantil, la cual hace referencia que la depresión infantil ha sido asociada a diversos factores precipitantes como los biogenéticos y psicosociales que son aquellos que se refieren a circunstancias o Eventos críticos inmediatamente anteriores a la aparición de la misma.

Finalmente  desde mi punto de vista La depresión no aparece por sí sola, sino que se inserta en una red de relaciones que la hacen posible, aunque es difícil hablar de prevención de una enfermedad tan compleja, existen elementos que protegen frente a situaciones adversas. Una buena armonía familiar, un clima positivo de confianza y acogimiento, que estimule la comunicación, son elementos que facilitan la resolución exitosa de conflictos a todos los miembros de la familia. Lo más importante es que los padres se mantengan alertas ante la distintas señales que envié el niño. Ellos son el factor más relevante en el tratamiento de la depresión infantil, y si busca ayuda van a poder desarrollar las herramientas que necesitan para sacar de este estado anímico a su hijo.

  
  
 REVISTA CIENTÍFICA ELECTRÓNICA DE PSICOLOGÍA
ICSa-UAEH
No.6
ARTICULO: DEPRESIÓN INFANTIL
Psic. Rodríguez Ávila Jimena
Hospital del Niño DIF. Pachuca, Hidalgo




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